Cartas en Montreal VIII
QUE
TRATA DE CUANDO AGAPO BUENDÍA SEPARA LA ROPA BLANCA DE LA COLORIDA Y METE EN LA
LAVADORA AMBAS; CADA UNA A SU DEBIDO TIEMPO.
Es mañana de
domingo y te escribo mientras escucho a mi ropa dar vueltas en la lavadora.
Esta misma mañana he aprendido a usarla y espero todo salga bien, pues toda mi
ropa estaba sucia y eso quiere decir que todos mis harapos esta ahí dentro
revolcándose. Si por algo la echo a perder, mañana saldré a la calle en atuendo
digno de Adán.
He madrugado
para ver por televisión la final de la Copa del Mundo y cómo Brasil junto a
Ronaldo han hecho historia. Los horarios de Corea y Japón nos han sacado ojeras
a los occidentales. Aunque no me siento cansado. Ayer no te escribí porque pasé
todo el sábado en el Biodome, que se encuentra en la pequeña isla frente a
Montreal, aunque se llega en metro. Es un museo del Agua, todas sus funciones y
usos. Al final puedes darte un muy refrescante baño de piernas, brazos y pies
al estilo romano. Yo peiné mi pelo hacia abajo y me llamé por un momento Marco
Alejandro Tulio Cicerón. La tarde la pasé en el Casino de Montreal, que se ubica a un
lado. Es espectacularmente grande, de cinco pisos. En una de las tantas barras
bebí mis primeras dos cervezas desde que llegué a Canadá. Desconozco por qué no
había bebido antes, pero supongo mi primer semana aquí pasó demasiado rápido.
Muy tarde por
la noche regresé a casa y me encontré con que Mr Jean y mis hermanos le hacían
una despedida a un brasileño que yo ni sabía que vivía con nosotros. Casi lloro
cuando nos despedimos. Mañana se va. También conocí a Miguel de Manzanillo y a
Eddy de Veracruz, otros dos mexicanos que también habitan en la casa del
"Big Jean". Ya sabía de su existencia, pero no los había visto.
Hay tantas cosas que aún no sé…
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